Sana tu niña interior

Dentro de ti vive una niña que aún guarda memorias de tu infancia. Una niña que tal vez no fue escuchada, que sintió miedo, que tuvo que callar sus emociones o que aprendió a complacer para ser aceptada.

Esa niña interior no desaparece cuando creces: sigue dentro de ti, esperando ser reconocida y abrazada. Muchas de las heridas que hoy cargas en tu vida adulta —inseguridad, miedo al abandono, dificultad para poner límites, relaciones dolorosas— nacieron en esa etapa de tu vida.

Yo misma tuve que reencontrarme con mi niña interior en medio de mis procesos más difíciles. Descubrí que no podía seguir exigiéndome ser fuerte todo el tiempo, porque dentro de mí había una parte que solo quería sentirse amada y protegida.

Sanar a tu niña interior significa darle lo que no tuvo: palabras de amor, validación, cuidado. Es permitirle jugar, expresarse, llorar, reír, sin juicios. Es abrazarla cada vez que aparece con miedo, en lugar de rechazarla.

Un ejercicio simple que suelo compartir es este:
Cierra los ojos, imagina a tu niña frente a ti y pregúntale qué necesita hoy. Tal vez te pida un abrazo, tal vez te pida descanso, o tal vez simplemente te pida que la escuches.

Cuando sanas a tu niña interior, recuperas la espontaneidad, la alegría y la confianza que creías perdidas. Te reconcilias con tu historia y te das permiso de escribir una nueva.No puedes cambiar lo que viviste, pero sí puedes cambiar la forma en que lo llevas dentro.
Tu niña interior merece ser amada, y tú tienes el poder de dárselo.

Deja un comentario

Carrito de compra
Scroll al inicio